domingo, 16 de octubre de 2016

Libertad y por la diversidad cultural: Sí a las corridas de toros.





Los espectáculos taurinos son una tradición profundamente arraigada en el Perú criollo, mestizo y andino.
 Representan un elemento central de las fiestas patronales que, a su vez, operan como mecanismos 
integradores y de cohesión social y cultural.

Las corridas de toros son un espectáculo de masas que no generan manifestaciones violentas, ni actos 
vandálicos, agresivos o de fuerza dentro o fuera de las plazas de toros. No fomentan, por tanto,  una cultura 
de violencia entre los jóvenes, como se pretende afirmar. Fomentan, más bien, valores y capacidades 
humanas como la valentía, el heroísmo, la superación ante las adversidades, entre muchas otras.

Una serie de normas ordenan el espectáculo taurino. Así, este se constituye en una liturgia que pone de 
manifiesto el respeto hacia el toro de lidia y la nítida metáfora que supone un rito en el que el hombre busca 
imponerse ante la muerte a través de la creación estética y artística.

Pretendemos que se respete la libertad y el derecho de todos a asistir o no a las corridas de toros y de inculcar 
a nuestros hijos la cultura taurina que algunos consideramos poseedora de un hondo contenido simbólico y 
artístico, que es formativa y que busca la sensibilidad profunda del espectador.

Asimismo, respetamos a quienes no disfrutan de la fiesta brava y cuya sensibilidad, entendemos, 
no les permite apreciarla.

Del mismo modo, no aceptamos la intolerancia de quienes propugnan su prohibición. Rechazamos todo intento 
por abolirla y restringir su desarrollo, así como cualquier actitud que pueda  liquidar esta tradición que,
 como todas, evoluciona por sí sola y que perdurará mientras los pueblos sigan apreciando su contenido y 
su estética.


Los espectáculos taurinos han sido reconocidos por el Tribunal Constitucional del Perú en mayo de 2011. 
El Tribunal precisa que no se puede alegar la afectación a derecho constitucional alguno por la sola oferta 
de dichos espectáculos mientras no se coaccione la asistencia a ellos.


Es deber del Estado promover y difundir el arte y la cultura, y no, como pretenden ciertos sectores intolerantes, 
proscribirla con argumentos falaces.


Andres Roca Rey