jueves, 26 de marzo de 2020

LOS HERMANOS LUIS MIGUEL Y PEPE DOMINGUÍN, ESPECTADORES MANO A MANO.










 Por; Luis Muñoz Palomo

REFRÁN TAURINO.

Cuídate del toro por delante, de la mula por detrás y de la suegra por todos lados.

LOS HERMANOS LUIS MIGUEL Y PEPE DOMINGUÍN, ESPECTADORES MANO A MANO.

Ocurrió en Málaga, plaza de la Malagueta, los hermanos Luis Miguel y Pepe Dominguín fueron a ver a los novilleros Litri y Aparicio. El tercer novillo saltó la barrera y se metió por un portón entreabierto. Los dos hermanos que estaban en el callejón cogieron un capote cada uno y salieron detrás del novillo que se encontraba en un pasillo interior de la plaza. Ante el llamamiento irresponsable de algunos espectadores el novillo se metió por un vomitorio en el tendido. Cuando los dos toreros de paisano, se situaron cerca del bicho, la Guardia Civil preparada, le gritaron los dos hermanos que no dispararán. Por fin después de una peripecia de Luis Miguel que pudo acabar en una auténtica tragedia, el animal a la altura del portón por donde había huido del ruedo, saltó de nuevo al redondel, llevándose por delante a una joven a la que fracturó una Clavícula. Se daba la circunstancia de que aquella joven con mucha casta y gran aficionada, se casaba el día siguiente por la mañana, y por la tarde, vestida de novia y con escayola en la Clavícula estaba sentada en la misma localidad que tenía el día anterior, recibiendo el brindis de los dos hermanos Dominguín en uno de sus toros.
Los novios abandonaron el banquete para asistir a la corrida de toros y volvieron con dos orejas.

MANOLETE Y EL SOMBRERO DEL VIAJANTE CATALÁN.

Manuel Rodríguez Sánchez “ Manolete “ tomó la alternativa con veintidós años, todo un chaval con ganas de pasárselo bien y ocurrió en Córdoba, una noche de invierno después de tomar unas copas con sus amigos de la infancia, al pasar por la Plaza de San Miguel, templo donde el torero fue bautizado, vieron pasar a un señor bajito y con sombrero. A Manolete le hizo gracia el sombrero, se lo quitó para ponérselo él y todos corrieron alrededor de la Iglesia. El hombre siguió al grupo sin alcanzarlo gritando:
¡ Sinvergüenzas ! Ellos muertos de risa escondidos en un portal, lo veían pasar desorientado hasta que dieron por terminada la broma. Salieron del escondite, Manolete se acercó al señor:
Amigo, tome usted el sombrero y disculpe. Créame que solo ha sido una broma ¿ Sabe Usted quien soy ? Acalorado contestó el señor ¡ Ustedes lo que son es unos sinvergüenzas ! Soy Manolete, el torero. El hombre, que resultó ser un agente comercial de Barcelona que se alojaba en el hotel Simón, contestó malhumorado:
¡ Usted que va a ser Manolete ! ¡ Usted es un gracioso ! El torero acercándolo a un farol de la plaza, le dijo:
¿ Se convence ? Al descubrirlo aquel hombre, loco de alegría, no daba crédito a lo ocurrido, Manolete se volvió a disculpar en repetidas ocasiones, todos rieron la broma y se citaron para desayunar al día siguiente y Manolo, acordándose de su amigo el del sombrero, le brindó en la temporada siguiente un toro en La Monumental de Barcelona, encontrándose el viajante en una barrera cuya entrada había sido regalada por el diestro cordobés.


Andres Roca Rey