Un día los antitaurinos se aburrieron de berrear tantas vulgaridades de ramplones verduleras, porque ya tenían las bocas muy sucias como ningún humano pueda tenerla, (porque así quieran parecerse cada vez más a los animales, se tiene la seria sospecha que son humanos) y se hallaron así, en gran necesidad de expresar su indecencia; entonces uno de ellos dijo: “oh, porque no nos quitamos la ropa, nos echamos pintura roja y nos tumbamos en el suelo haciendo la forma de un Toro, así acabamos con la Tauromaquia” y ¡Plaf!, se creó “Ponte en la Piel del Toro”.
Por Francisco Sanmartín (Bogotá)
Ponte en la Piel del Toro es poco menos que un ardid de tarados; empezando, la ambigua expresión parece más el slogan de una marroquinería, una talabartería o una tienda de zapatos de cuero, cumpliendo el cometido contrario: publicitar, vender la idea de usar artículos de cuero. Además, la errónea nominación “Piel” donde sólo hay Cuero, Pelaje y Pelambre, en ningún caso epidermis. Para finalizar, la estúpida concepción de que los humanos tengamos que rebajar las mismas actuaciones que los animales, maña animalista/antitaurina, que sólo se explica a través de desordenes psíquicos de la suerte de la zoofilia o el síndrome de Diógenes. Esta actitud es conocida como un fenómeno erróneo y se llama antropologizar a los animales, esto es, o bien que los animales merezcan los mismos derechos de los humanos, o bien que los humanos se reconozcan en igualdad con los animales, cosas imposibles, como ya analizaremos.
Estaba en mora de escribir así sobre esta singular idiotez antitaurina. Mi querido Antonio Caballero se adelantó en el cometido en su columna de la Revista Arcadia llamada El Arte, donde metió baza en el tema al analizar las pobrísimas calidades visuales de la iniciativa; al respecto, en youtube un antitaurino dice: “hacemos esto para concientizar (sic) a las personas, y para demostrar que podemos hacer arte (¡!) sin lastimar a un ser vivo que sufre” y luego: “esto es un performance muy claro, recogemos el dolor del toro y formamos con nuestros cuerpos lo que han hecho de él”, etc. Ahora bien: ¿un Performance? Como estudioso del Arte, creo que la totalidad de críticos y artistas entienden por Performance un acto de Arte que simule lo que las otras ramas de la estética no pueden, al estar dentro de las paredes de museos y, sobre todo, muertas: el movimiento; un Performance tiene como calidad estética el movimiento, incluso la palabra misma significa esto: ¿Ponte en la piel del Toro es un Performance? No hay tal, son una turbamulta de fanáticos componiendo una figura mal hecha –a ese respecto leer la Columna de Antonio- en el suelo, de una manera estática, quieta, sin movimiento alguno… De hecho, la manera de componerla es caótica, no tiene ningún protocolo estético: son personas en desorden echándose en el suelo como perros y ya está. Otra cosa singular es que si ellos creen que hacen Arte con Ponte la piel del Toro, ¿por qué no va a ser Arte el Toro de verdad, el que lucha en el ruedo y al que ellos copian, con las banderillas clavadas y su gesto siempre altivo?
En sí, el acto es inane, eso es evidente, pues a nadie van a sacar de las Plazas de Toros con semejante futesa; sin embargo, lo que nos dice al respecto del carácter de los antitaurinos es muy valioso: en últimas, ellos son antitaurinos porque pretenden antropologizar al Toro, y al resto de animales, porque creen que podemos ser iguales, porque creen que la frasecita de Ghandi puede ser cierta, porque creen que la moral puede plegarse a los animales, o que la humanidad tiene que retroceder hasta quedar al mismo nivel de un tejón, un ornitorrinco, una vaca…
Lo que mal se llama Liberación Animal es realmente un movimiento errátil de personas que pregonan el respeto absoluto del hombre para con los animales: desconocen que la única relación que el hombre pueda tener con los animales es la dominación, la del poderoso sobre el sometido, idéntica relación de los animales entre ellos, (pues el lobo no se abraza ni se ayunta con la oveja, como ellos en sus fantasiosas mentes creen) y de la naturaleza misma. Es tema archisabido.
Antropologizar así a los animales es un sueño imbécil, un imposible patente, pues ni los hombres se alimentan de carroña como los buitres, ni los buitres resuelven ecuaciones de quinto grado: lo que hay entre buitre y hombre es la tácita lucha de uno contra otro por saber quién se impone. Nadie puede tener al buitre en la sala de su casa, ni el hombre vivir en las cuevas altas donde mora el buitre… ni el hombre cazando al noble animal en las inmediaciones de los aeropuertos lo irrespeta: simplemente ejerce la lógica de la naturaleza.
Los antitaurinos pueden alegar que las relaciones de respeto entre la humanidad y los animales son posibles, de hecho allí tenemos a la chusma animalista cargando perros y coleccionándolos (desorden llamado Síndrome de Diógenes, considerado por la OMS como una enfermedad mental). Claro, el hombre y el perro viven de consuno, pero ha sido porque el hombre lo domesticó al dominarlo, al negarle su naturaleza, al sacarle de los bosques y entrarlo al patio y educarlo, dominarlo por medio de la inteligencia… someterlo a su inteligencia, hacerlo seguidor de un líder… como ha demostrado la escuela conductista y la etología.
Entonces, así la doble moral animalista se duela, el hombre ha dominado a los animales de la naturaleza sólo y simplemente porque no es un animal más.
Pretender hacer lo mismo, estar en idéntica situación o sentir igual a un animal es hacerlo desde la base de la estupidez, del retroceso, de privilegiar la animalidad al raciocinio, ya no decir a la sensatez.
Cosa similar ni ocurre en las relaciones entre el hombre y animales supuestamente libres, salvajes, por ejemplo, el perro que un animalista tenga en su casa: las relaciones entre ambos no son iguales, no hay respeto, no hay paridad de dignidad, no hay Liberación del perro ni vida en libertad sino la patente dominación del amo animalista. ¿Qué sucedería si se somete al hombre a las calidades del perro? ¿De ponerse en la piel del perro? ¡Nada!, porque ni los animalistas/antitaurinos se dejan atar una cadena al cuello, ni se dejan pasear desnudos a la gana de un amo, ni se dejan sacar al parque a defecar como los perros, ni se dejan esterilizar o someter a la eutanasia ante la sobrepoblación humana, o castrar, ni se dejan aparear por un congénere que decida otro: ciertamente eso es LO QUE EL ANTITAURINO/ANIMALISTA HACE CON EL PERRO; De hacerlo con un hombre, incurriría en delitos graves: esclavitud, esterilización forzada, asesinato, vulneración de la dignidad humana, violación, trata de personas, etc. Etc. Pero, al hacerlo, como ciertamente lo hacen con el perro al vivir con él, no es contemplado como delito ni por ellos mismos, es visto como una conducta normal, o mejor, la única posible para poder convivir con el animal. Ahí la radical diferencia: si el hombre esteriliza al perro, no es delito, ni a los ojos del animalista más animalista, pero si el hombre esteriliza a otro hombre, como Hitler, como Fujimori, incurre en un delito de Lesa Humanidad ante cualquier legislación, por prosaica que sea.
Si bajo esta lógica ni ellos mismos pueden establecer una relación de igualdad con el perro: ¿por qué ha de ponerse alguien en la piel de un Toro? ¿Acaso si a alguien se le clavan banderillas, se le pica o se estoquea, cambia en algo el curso del Toro en el Ruedo? Lo Bárbaro, coinciden los intelectuales, es pretender que los hombres seamos iguales a los animales, que nos pongamos en su situación. Nadie puede hacerlo, y si lo hace, como lo hacen los dementes, es en tenor de que ya no es humano, ni ser racional…
Ponte en la piel del Toro es una intentona que incluso llega a ser acomodada: se ponen en la piel del Toro por los 20 minutos de vida en el ruedo: ¿Por qué no se ponen en la piel del Toro por los 4 años de vida palaciega que los ganaderos de lidia les dan? ¿Por qué no se ponen en la piel del Toro por el régimen de Libertad y naturaleza en el que vive, a diferencia incluso de los perros sarnosos que tanto aman? ¿Por qué no se ponen en la piel del Toro por la dignidad de su muerte, dignidad que no tienen los perros que los animalistas sacrifican con una jeringuilla cuando el can está en estado de indefensión y postración? ¿Por qué no se ponen en la piel del Toro al saber que el astado nunca sufrió de hambre, de frío, de soledad? ¿Por qué no se ponen en la piel del Toro al saber que NOSOTROS LOS AFICIONADOS financiamos con el dinero de las entradas la subsistencia de la familia del Toro, que vive en total Libertad, sin ninguna clase de explotación?
Por Francisco Sanmartín