jueves, 11 de marzo de 2021

REVERETE ¿ SE ME HA MUDAO LA COLOR ?

 


Luis Muñoz Palomo

¿ SE ME HA MUDAO LA COLOR ? 

            Nadie supo dónde había aprendido Reverte a dar sus famosísimos recortes capote al brazo. Cierto que alguna vez ejecutó tal suerte algún matador de fama como recurso; pero nadie antes de él llegó a dar hasta diez o doce recortes seguidos y nadie alcanzó, ni ha alcanzado más tarde, la maestría a que llegó Antonio Reverte en tan arriesgada y lúcida suerte. 

             Se contaba que cuando Reverte iba con sus compinches de aventuras taurinas al campo, vio
cierto día que en un corral había apartado un toro de mucho trapío y unos pitones astifinos. Invitó a sus amigos a torearlo y como ninguno se atrevió a hacer tal locura, saltó Antonio al corral, y mientras sus compañeros presenciaban lo que ocurría desde la tapia, él, utilizando solo su chaqueta, se hartó de dar recortes al bicho. El número de las veces que el bruto fue burlado, no se sabe. Quedó al fin el toro sin fuerzas para nuevas arrancadas, inmóvil y jadeante, y entonces Reverte se volvió hacia sus admiradores compañeros para preguntarles ¿ Se me ha mudado la color? 

               La carrera de Reverte fue rápida. No poco influyó en su encumbramiento lo que los escritores taurinos de la época dijeron de su elogio. 

                Mariano Sánchez Neira y otros escritores de aquellos tiempos elogiaron al torero de Alcalá Del Río en términos encomiásticos que le convirtieron en ídolo popular, llevado y traído en romances y coplas.

                                La novia de Reverte tiene un pañuelo

                                con cuatro picadores y Reverte en medio. 

                                              DEL DICHO AL HECHO. 


Ha llá hacia mediados del siglo XIX se hablaba en una tertulia de toreros y aficionados de la suerte de picar, que entonces gozaba de gran predicamento, y uno de los segundos le dijo a un famoso varilarguero allí presente que le gustaría recibir una buena lección sobre dicha especialidad. 

                  Y el referido picador, dispuesto a complacerle, se expresó en estos términos: 

                  Eso es muy fácil, y basta que “ osté “ me escuche para que sepa como se realiza la suerte: 

                  Va “ osté “ a la cuadra y saca “ er” mejor jamergo; lo “ amonta “ “ osté “ con salero; procure tener buena mano izquierda; se reúne “ osté “ con aplomo y va “ osté “ con “ sereniá “ “ ar “ cuerno derecho del “ morito, “ saca “ osté “ “ er” palo, alegra al toro y espera que acometa, “ osté” siempre con el palo en ristre. 

                  Y “ aluego “ de esto, lo “ demá “ lo “ jase “ “ er “ toro. Incluido el “ batacaso “


Andres Roca Rey