Por; Luis Muñoz Palomo
REFRÁN TAURINO.
No quieras toros playeros, porque todos son cobardes y traicioneros.
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En cierta ocasión compartiendo los dos hermanos cartel en Valencia, Rafael había estado muy mal el
día anterior en el coso valenciano y el público, al hacer el paseíllo junto a su hermano Joselito en un mano a mano, comenzó a gritarle agravándose la bronca cada vez más, lo de Rafael siempre fue mucho, las broncas y los delirios.
A Rafael en su primer toro no lo dejaron hacer nada, los silbidos y lanzamiento de objetos al ruedo no dejaban de cesar. Arreció la bronca y Rafael salió del trance como pudo. Pero aquí vino lo bueno, salió el toro de Joselito y cuando este, después de un gran tercio de banderillas, tomó muleta y espada se dirigió al tendido donde más gritaban a su hermano, desde allí llamó a Rafael, y este fue a su encuentro un poco asustado y con miedo. El público guardó silencio expectante a lo que pudiera suceder. Joselito El Gallo montera en mano se dirigió a su hermano Rafael y le dijo en voz alta:
Brindo la muerte de este toro al torero más grande que ha habido, hay y habrá jamás en la historia del toreo, mi hermano Rafael Gómez Ortega “ El Gallo “
Los sombreros inundaron el ruedo de la plaza y Rafael llorando y dándole un fuerte abrazo a su hermano, lanzó una frase profética:
Llegará un día un torero que toreará todos los toros, y ese torero serás tu hermano, eres la pulcritud andante en el toreo y en la vida y tus sentimientos no los igualará nadie.
EL MAL VINO DE UN PICADOR.
En los tiempos de la monarquía Saboyana, hacia los años 1871- 1872, había una taberna en la madrileña calle de Toledo, cuyo dueño, conocido por “ El Ceferino “ había sido picador de toros en la cuadrilla del torero madrileño Cayetano Sanz.
Indudablemente debía de tener enemigos, por cuanto, según las publicaciones festivas de la época mencionada, cierto día apareció escrita en la puerta de su taberna la siguiente redondilla.
Las varas de Ceferino
muy malas solían ser.
No vengas aquí a beber
porque peor es su vino.