Julián López El Juli, cortó cuatro orejas y salió por quinta vez por la Puerta del Príncipe
La Maestrnza se volco ante el magistral toreo de El Juli donde corto las dos orejas de su primero y dos orejas al indultar a su segundo toro, Orgullito, de 528 kilos herrado con el hierro de Garcigrande, número 35.
El Juli, deslumbrante con la muleta con un toro con clase extraordinaria, profundidad, repetición, humillación y fijeza; y algo más: fue de menos a más, y acabó tras una larga y variada faena con embestidas más profundas y emocionantes para el deleighte del publico.
Enrique Ponce, de corinto y oro, silencio y una oreja.
Julián López 'El Juli', de verde y oro, dos orejas y dos orejas simbólicas.
Alejandro Talavante, de catafalco y azabache, silencio y silencio tras aviso
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Vale repetir
El Juli renuncia al Paraíso
por C.R.V.
Porque el hombre, cuando es un genio, todo él es transcendencia, jamás imagina el Paraíso. No aguarda, entre paciente y sumiso, al sillón que le cederán en el Olimpo los dioses. Lugares a donde se llega después de vivo, en la quietud mansa que da el reposo de no estar. El Juli renuncia a ese Paraíso que consiste en no tener un día más para hacer del toreo la primera, única e inimaginable creación que será superada por otra mas honda. Elaborada por la misma genialidad que se retroalimenta. El toreo de El Juli sacia su sed en la única agua potable apta para los genios: su tauromaquia de mañana. Un sólo muletazo de esta tarde en Sevilla pide ya un océano de agua de otro muletazo de otro día apara apagar la sed que deja. Por eso renuncia El Juli al Paraíso que le negaría ese toreo de mañana. Por eso no espera a que el Olimpo le ceda un lugar. El toreo, cuando es como esta tarde, no admite un lugar en el Olimpo. Sencillamente, expulsa a todos los dioses y los destierra a los lugares de artes menores que no alcanzan al arte del toreo.
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